lunes, 11 de mayo de 2009

El Gran Estratega

“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?


Hace ya varios años, el famoso publicista Bruce Barton, fundador y Director del Consejo de Dirección de BBDO (una de las más grandes agencias publicitarias del mundo), escribió un libro titulado “The Man Nobody Knows”. Este libro escrito en 1925, se convirtió rápidamente en un “bestseller” con más de 600,000 ejemplares vendidos. En el libro, Barton examina a Cristo el líder, su fortaleza y su sociabilidad.

Esta vez no vamos a hablar de Cristo. Sería imposible desarrollar el tema de la manera magistral que lo hiciera el fundador de BBDO, y además, podríamos bordear los límites del plagio, lo que no forma parte de nuestra filosofía profesional. Así pues, esta vez vamos a tratar de proyectar a un miembro destacado del grupo de seguidores iniciales de Cristo, aunque no fuera uno de los 12 apóstoles.
Nos referimos a Pablo.

Este hombre nació en Tarso, capital de Cilicia (parte del actual territorio turco), un lugar reconocido por sus escuelas y sus filósofos. Militar y perseguidor de los primeros cristianos, Pablo, “quien seguía respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor”, fue a pedir al sumo sacerdote cartas de presentación para las sinagogas de Damásco. La idea era visitar esa ciudad para ver que si encontraba allí adeptos al Cristo de Judea y llevarlos encadenados a Jerusalén. En ese trayecto, fue convencido por la voz de Dios de que se uniera a su grey. Su decisión afirmativa fue tomada con la misma fuerza de carácter que mantuvo durante su carrera en la milicia. Aun más, puso en ejecución todo el pensamiento organizado que cabe en la actividad militar.

Pablo tuvo enfrentamientos con Pedro respecto a la forma de darle seguimiento a las enseñanzas del Cristo. Pedro veía el camino a seguir como limitado únicamente a los judíos, lo que obligatoriamente restringía el desarrollo de las nuevas ideas. Pablo pensaba más a largo plazo, insistiendo en que la palabra del Hijo de Dios debía expandirse a todos, judíos y gentiles.

Así pues, vemos a Pablo aplicar reglas que hoy serían la delicia de los mercadistas más agresivos. El mundo entero como público objetivo. No un pequeño segmento, sino todo. Ambicioso plan, debatido en lo que se conoce como el “Concilio de los Apóstoles”, donde se trató de persuadir a Pedro de que no compartiera la doctrina con los gentiles.

Vemos entonces a Pablo convertido en el gran estratega, en el visionario que pondría la chispa que a la postre impulsaría, por todo el mundo de aquella época, las ideas del humilde hombre de Galilea que los cristianos seguimos como el Hijo de Dios. No en vano se conoce a Pablo como el Apóstol de los Gentiles.

Veamos cuáles son las bases de una estrategia para tratar de hacer las debidas comparaciones con el extraordinario trabajo realizado por Pablo. Comencemos por definir la planificación estratégica como el proceso de desarrollar y mantener la unión entre las metas y capacidades de una empresa y las cambiantes oportunidades de mercado. Una rápida revisión de todos los movimientos de Pablo desde su encuentro con Jesús en Damásco, cuando se convierte de perseguidor a seguidor, hasta su captura final en Roma, nos muestra su capacidad de ajustar los planes a los objetivos con el fin de desarrollar las oportunidades.

Tratemos de hacer un ejercicio esquemático.

Misión: La Salvación del Hombre

Objetivo de la
Organización: Incrementar el Número de Creyentes.




Objetivos de
Mercado: Realizar la labor de la manera más
rápida y efectiva con el menor número
de personas, penetrando primero las
áreas conocidas y luego todas las
desconocidas.


Estrategia: Formar equipos de trabajo en cada
área especifica y dirigir personalmente
el ataque en los lugares más difíciles.



¿Cómo entra todo esto dentro de la concepción de San Pablo? Veamos los que nos dice Will Durant en el Tomo III de su Historia de la Civilización, titulado “Cesar y Cristo”. De acuerdo a este reconocido historiador, Pablo fue el fundador de la teología cristiana. Trabajando en equipo con Bernabé, logró tantos conversos en la ciudad de Antioquía, que pronto ésta se convirtió en la de mayor número de cristianos. Su sentido de misión se observa en una de sus cartas a los Gálatas: “Para el nuevo pueblo reunido por Dios no valen condiciones discriminatorias. Judíos y paganos tienen acceso de la misma forma. El llamamiento a la fe es llamamiento al libre acceso a Dios y a la libertad del amor de unos con otros”.

En Antioquía conquista el segmento joven y a la clase comercial, a fin de obtener fondos para el desarrollo del proyecto. Con este apoyo pudo partir a Chipre, donde fue recibido exitosamente por los judíos de ese lugar. Continuó avanzando y, a pesar de fracasos, sobretodo con los seguidores más ortodoxos del judaísmo, quienes no estaban dispuestos a renunciar al ritual de la circuncisión por ser éste un antiguo convenio con Dios, logra éxitos en Alejandría. De este lugar pasa a Macedonia (Grecia), tocando por primera vez suelo europeo junto a un equipo formado por Timoteo y Silas. Observando este despliegue, no hay por qué extrañarse cuando se le define como valiente, decisivo, energético y creativo. ¿Cuántas empresas o países no desearían tener ejecutivos con estas condiciones?.

Aunque Pablo decide luego regresar a Jerusalén, como parte de su campaña para asegurar la unión de todos los dirigentes del hermoso proyecto. También regresa para defender su estrategia ante los apóstoles, aprovechando además para hacer una colecta en favor de las iglesias cristianas procedentes del paganismo. Pablo estaba convencido de que desde allí iría hacia Roma e inclusive España, hasta que cada provincia del imperio recibiera el mensaje de Cristo. Como conocía la importancia de escribir sus pensamientos, los dictó en varias cartas, donde establece claramente su devoción y elocuencia. Hoy quizás serían una especie de memos de fe. San Pablo tiene su final en Roma, pero nos deja un legado que es parte fundamental de nuestras creencias religiosas.

Estamos convencidos de que la clave de su titánico esfuerzo fue la fe. Asimismo, creemos que es razonable pensar que sin su exquisita elaboración del proyecto es posible que la diseminación del cristianismo no habría sido tan rápida y exitosa.

Para finalizar, definitivamente debemos reconocer que la misión de Pablo fue divina, y por tanto, la iluminación de su pensamiento trasciende lo terrenal. No obstante, de ninguna forma su actitud puede dejar de ser motivo de reflexión ante el desempeño estratégico seguido. Otro punto histórico, también integrado a la percepción de la ventaja, es que comprendió la oportunidad que ofrecían los judíos miembros de la diáspora, más receptivos que los judíos de Palestina, estos últimos básicamente ortodoxos en su pensamiento.

De Pablo muchos otros conceptos pudieran discutirse, pero no es el objetivo de este articulo, y a lo más soy un simple diletante del paulismo. Sin embargo, nuestra mayor aspiración consiste en solicitar al lector que recuerde este artículo la próxima vez que le pidan de ejemplo una gran estrategia. Confio en que coincidirá en que no hay ejemplo más divino.

Referencias:

1. Caesar and Christ. Will and Ariel Durant.
2. Pauline Theology. A Brief Sketch. Joseph A. Fitzmyer, S.J.
3. La Fe de los Católicos. Bruno Chenu y Francois Coudreau.
4. Nuevo Libro de la Fe Cristiana. J. Feiner y L. Vischer.

Agradezco especialmente al Padre Manuel Maza, SJ, por los libros que me prestara como referencias para este trabajo.

2 comentarios:

  1. Excelente ejemplo además aunque histórico es hoy muy refrescante.

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  2. Puede leer mas sobre el marketing en la religion en el articulo: Churches get religion on marketing, en la edicion de Advertising Age de mayo 11, 2009

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