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jueves, 9 de enero de 2025

¿Que es la cultura?


“Cultura es todo lo que el hombre hace”.  Así definía este término la recordada revista argentina Billiken, de inolvidable presencia en toda América Latina. Esta frase, sencilla y amplia, refleja una perspectiva inclusiva de la cultura, abarcando desde las artes y las ciencias hasta las acciones y creaciones cotidianas de la humanidad. Fue una forma pedagógica y directa de introducir a los niños al concepto de cultura.

Siempre he considerado fascinante hablar de “cultura” porque es un término tan vasto que abarca múltiples áreas: ciencias, arte y sus manifestaciones (pintura, música, ballet, ópera, poesía, literatura, danzas folclóricas, gastronomía, lenguaje, religión, costumbres, moda, tendencias sociales, mercadeo, medios de comunicación, educación, creencias, historia, entre otros). Este campo parece no tener límites.

En los inicios de mi carrera como publicista, tuve la oportunidad de asistir a un entrenamiento en Nueva York, dirigido por una profesora de la Universidad de Nueva York (NYU). En este programa, aprendí cómo las culturas influyen en los gustos y preferencias de productos y servicios, así como la importancia de considerar el contenido cultural de un país o segmento antes de comunicar un mensaje. Recuerdo con especial claridad algunos casos emblemáticos de errores culturales en la comunicación comercial, como el del automóvil Chevrolet Nova, cuyo nombre en español se interpretaba como “no va” (es decir, “no funciona”). Aunque el impacto real de este caso es debatido, aún se utiliza como un ejemplo clásico de los riesgos culturales en el marketing. También se destacaron otros casos, como el de Pepsi en China, donde su eslogan “Come alive with Pepsi” se tradujo al mandarín como “Pepsi trae a tus ancestros de vuelta a la tumba”. Estos ejemplos resaltaron para mí la necesidad de una profunda comprensión cultural en el mundo de la comunicación y la relevancia de integrar esta perspectiva en cualquier política o estrategia.

El arte y la música, como expresiones culturales, adquieren una relevancia significativa en Europa. En países como Alemania, el 70% de los presupuestos de los teatros de ópera están cubiertos por el Estado, incluyendo salarios, seguros y planes de retiro del personal artístico y de apoyo. Esta práctica, común también en Europa del Este, fomenta el florecimiento de las artes. La educación, igualmente, recibe apoyo estatal, permitiendo que todos los estudiantes tengan acceso a una carrera universitaria.

El concepto de cultura es tan amplio que tras la Segunda Guerra Mundial, el presidente Charles de Gaulle designó como Ministro de Cultura al destacado intelectual André Malraux, un defensor de la preservación y promoción cultural. En Europa y países asiáticos como Japón, China y Singapur, la cultura es cuidada con esmero, y las personas encargadas de estas áreas suelen tener un alto nivel de conocimiento. Estos ministerios suelen contar con asesores especializados para implementar políticas culturales efectivas.

La cultura de la humanidad es un resultado de la mezcla de costumbres entre naciones. Cuando Cristóbal Colón llegó a lo que ahora llamamos América, introdujo costumbres europeas mientras adoptaba algunas locales, formando la cultura que hoy conocemos en América Latina. Sin embargo, es importante destacar que el intercambio cultural no fue siempre armónico, dado que implicó procesos de imposición y resistencia. Mucho antes, los griegos aportaron bases esenciales para Oriente y Occidente con su idioma, arquitectura, filosofía, medicina y ciencias. La India, por su parte, contribuyó con las matemáticas, llevadas por los árabes a Al-Ándalus, enriqueciendo el conocimiento global. Otro ejemplo significativo es la influencia de la Ruta de la Seda, que facilitó el intercambio de bienes, ideas y tecnologías entre Asia, Oriente Medio y Europa.

Una de las expresiones culturales más impactantes es la gastronomía. Visitar países implica conocer sus comidas y cómo estas reflejan su historia. Recientemente leí el libro A Bite-Sized History of France: Gastronomic Tales of Revolution, War, and Enlightenment de Stephanie Hénaut y Jeni Mitchell, que conecta la historia y la gastronomía de forma fascinante. También podemos observar cómo la cocina mexicana, con influencias indígenas y europeas, ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Otro aspecto esencial de la cultura es la educación. Esta permite conocer a una nación, sus costumbres y procesos, y también determinar su destino. Por ejemplo, Finlandia, con su enfoque educativo, ha alcanzado altos niveles de desarrollo, seguridad económica y calidad de vida. El libro The Nordic Theory of Everything: In Search of a Better Life de Anu Partanen explica cómo lo han logrado.

En la Republica Dominicana tenemos muchas expresiones culturales algunas masivas y otros menos, unas populares y otras clásicas. Como ejemplos, tenemos la Temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Casandra, la Feria del Libro, la temporada de Base Ball, la Noche Larga de los Museos, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, presentaciones de artistas internacionales como Anna Netrebko, presentaciones de teatro, etc. Ademas se cuenta con múltiples museos que dan a conocer distintas facetas de nuestra vida como país. En resumen, tenemos una cartelera de cierto nivel que solo requiere toques de coordinación, ampliación, solidificación, financiación, marketing, adecuación a las tendencias mundiales y  lograr una divulgación conjunta que nos proyecte como país mas allá de las playas y montañas.

En resumen, manejar adecuadamente las distintas áreas culturales puede mejorar la calidad de vida de una nación. Un país que desarrolle un cuerpo cultural así asegurará un futuro próspero y culto para sus habitantes.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Too Many Notes

Emperor Joseph II: There are simply too many notes. Just cut a few and it will be perfect.
Mozart: Which few did you have in mind, Majesty?
(Conversación según guion de la película “Amadeus” de Milos Forman)

Este año 2011 se cumplen 255 años del nacimiento de un niño que con el correr de un corto tiempo se convertiría en unos de los más grandes genios musicales que ha dado la humanidad. Wolfgang Amadeus Mozart nació en Salzburgo, Austria, y desde joven mostró su genialidad lo que hasta el momento de su muerte le llevó a producir misas, oratorios, operas, lieder, sinfonías, conciertos, cuartetos, etc. Realmente fue poseedor de un talento y precocidad tal que revolucionó su época y continúa revolucionando la música hasta el día de hoy.

Sin embargo, en la época de Mozart no existían las casas disqueras, el “manager” representante de varias estrellas y con múltiples contactos en el mundo del espectáculo, los medios impresos y electrónicos y el Internet. Para proyectarse los talentos tenían que valerse de “patronos” que le respaldaran con recursos económicos. Solo de esta forma era posible la proyección para el éxito.

A pesar del genio indiscutible del joven Mozart su caso no era diferente. Su padre (que hacia el papel de “manager”) tuvo que moverse en ese ambiente en busca de respaldo. Luego de un tiempo logró que el joven músico compusiera e interpretara para la corte del Emperador José II de Austria. Al oír la opera: “El Rapto en el Serallo”, el Emperador no mostró mucho entusiasmo. Buscando la razón de esta frialdad, Mozart preguntó al Emperador su opinión sobre la pieza interpretada. En la cita de este artículo la conversación de desenvuelve de forma que el Emperador, confundido con la pregunta y carente de argumentos sólidos para rebatir la calidad de la pieza, solo pudo decir “too many notes”.

¿Cuántas propuestas creativas de las agencias no son rechazadas con el argumento imperial de “too many notes”?

sábado, 12 de junio de 2010

El Oriente Genial

Anoche en Santo Domingo tuvimos la oportunidad de disfrutar, en el Teatro Nacional Eduardo Brito, de la Gala de Ganadores del Concurso Internacional de Piano Van Cliburn. Esta famosa gala, que se presenta cada cuatro años en Santo Domingo, contó con tres geniales pianistas orientales: Yeol Eum Son, Medalla de Plata, oriunda de Corea del Sur, interpretó Rhapsody in Blue de George Gershwin; Haochen Zhang, Medalla de Oro, oriundo de China, interpretó el Concierto No. 1 en Si bemol menor, Opus 23, de Piotr Tchaikovsky y el excepcional Nobuyuki Tsujii, Medalla de Oro, oriundo del Japón. Este último, ciego de nacimiento, interpretó el Concierto No. 1 en Mi menor, Opus 11, de Federic Chopin con una dulzura y maestría que arrancó lágrimas y aplausos estremecedores de todo el público.
Se puede decir que los asistentes tuvimos el privilegio de oír, ver y disfrutar a tres colosos que elevaron a lo más alto de la cultura musical su brillantez y excepcional talento artístico.
Luego del concierto estuve pensando en todo el tremendo esfuerzo que estos jóvenes tuvieron que arremeter para integrar en su cultura personal figuras musicales ajenas a las suyas y llegarlas a dominar de manera tan magistral que han conquistado las grandes capitales de la musica en el Occidente. Pensé en la colaboración de sus padres que confiaron en el talento de sus hijos, en los profesores que les guiaron acertadamente y sobretodo en el ambiente educativo de cada uno de sus países que permiten que talentos de su categoría tengan la oportunidad de desarrollarse y descollar en el mundo artístico. Como ejemplo tenemos que en el caso de Nobuyuki Tsujii pudo mostrar su capacidad en el Concurso Musical para Estudiantes Ciegos de Japón donde obtuvo el primer premio.
Un país capaz de organizar concursos de este tipo es porque tiene elevado el techo cultural para que su población cuente con un capital humano de primer orden. Lo mismo podríamos decir de China y de Corea del Sur.
El caso de China es de interés particular. Luego de que Mao cerrara las puertas a la influencia occidental, entre lo que se incluyó obviamente la música, al iniciarse los cambios políticos luego de su muerte, surgió una explosión de interés por todo lo occidental.
La música no ha sido una excepción. Desde la presentación de la opera Turandot en el año 1998 en el Templo Tai Miao de lo que fuera la Ciudad Prohibida de Beijing hasta nuestros días la inclinación musical hacia lo occidental ha sido imparable. En ese país, rezagado musicalmente al compararlo con Corea del Sur y Japón, últimamente han surgido decenas de orquestas sinfónicas y con una población de mil millones de habitantes no podemos dudar que brotarán cientos de talentos musicales que irán arropando el firmamento mundial.
Así pues que luce que en el futuro el público de la música clásica será mayoritariamente oriental.
Mientras tanto aquí en Santo Domingo pudimos disfrutar de esta descarga de genialidad oriental gracias al apoyo de empresas como el Grupo León Jimenes y la Fundación Sinfonía que desde su creación hace veinticinco años ha venido ofreciendo en la República Dominicana una multiplicidad de artistas de renombre que han llevado un mensaje artístico de clase mundial.
Ojala y este tipo de eventos llegue alguna vez a contar con el pleno apoyo del estado dominicano y que las escuelas musicales florezcan para que dominicanos y jóvenes de talento en toda el área del Caribe (que si existen) puedan ampliar su marco de oportunidades y ganarse el mundo. Mientras tanto con honrosas excepciones nuestra región se aleja cada vez mas del oriente y su capacidad de alimentar culturalmente a sus pueblos.
Lo de anoche es solo una muestra de por dónde anda el oriente genial.

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