Los centros
comerciales proliferan en todas las grandes ciudades. Basta con salir a las
afueras de los cascos centrales de cada ciudad y uno se impresiona de la
cantidad de estos “malls” a veces uno a continuación del otro, de diversos
tamaños y algunos abiertos (generalmente los mas pequeños) y otros cerrados. En
estos lugares las marcas mas famosas ofrecen sus productos e inclusive algunos
tienen salas de cine que sirven como espacio de entretenimiento y hasta
descanso.
Hace unos
días me encontré con un artículo publicado por Reuters en http://www.reuters.com/article/2013/03/17/us-retail-mall-future-idUSBRE92G04720130317 que
precisamente trata el tema.
En esta
noticia se nos habla de una creciente obsolescencia de los “malls” ante la
nueva competencia de las compras vía Internet y la opción de estos centros de
ir ofreciendo otra clase de servicios como gimnasios, clínicas de cuidado
personal, laboratorios médicos, centros educativos, supermercados, salones
audiovisuales para reuniones ejecutivas, etc.
Se trata pues de una revisión del concepto ante que las leyes de Darwin
le lleven a la decadencia.
Sin duda que
las compras por Internet se han convertido en una alternativa cómoda y segura
para las personas; ya que no requieren moverse de sus casas y cuentan con la
ventaja de una visualización cada vez más atractiva ofrecida por una tecnología
casi milagrosa que permite apreciar los productos con nitidez. Con el valor agregado al Internet de la
visión 3D las posibilidades de atracción se multiplicaran para comprar en la
Web.
El fenómeno
de la compra por Internet no creo tiene final y todo lo contrario es una
actividad que ira en crescendo en la medida que los problemas de tránsito y las
distancias lleven a las personas a preferirlo ante la compra en vivo.
En lo que
nos concierne, creemos que ciertamente la compra vía Internet es una opción
excelente pero muchas veces ya sea para salir de la casa o simplemente para
tocar lo que vamos a comprar y poderlo palpar es más divertido irse a uno de
estos “malls”. Me dice mi hija que aunque ella compra también por Internet el
poder ir a las tiendas y ver las cosas le produce una sensación de diversión
que difícilmente la consigue en el Internet y además aprovecha los grandes
descuentos que se presentan con frecuencia y a los que puede responder con
relativa rapidez y una pronta selección.
Este sentimiento hay que reactivarlo agregando nuevas ofertas en los
centros entendiendo que la metamorfosis comercial en esta era en que vivimos va
cada vez a mayor velocidad.
Hay que
comentar que una apreciable cantidad de tiendas vía Internet no aceptan compras
a crédito (si la tarjeta de crédito no es emitida en los Estados Unidos con una
dirección en ese país). Esto es un obstáculo que limita las ventas a países fuera
del territorio norteamericano (generalmente aceptan compras con tarjetas del Canadá)
e impiden el desarrollo de sus negocios allende sus fronteras. Una notable
excepción y de ahí su enorme éxito es Amazon cuya visión de negocios global
tiene la flexibilidad de permitir tarjetas de crédito emitidas en otros países
y que por tanto es referencia de compra recurrente para miles o quizás millones
de personas en todo el mundo.
Este tipo de
visión tubular de algunos negocios vía Internet además de limitarles les resta
clientes potenciales que al verse rechazados acuden a los brazos de negocios
más abiertos tales y como Amazon.
Lo
sorprendente de esta medida de algunas tiendas de Internet es que si vas
físicamente a sus tiendas de los centros comerciales en los mismos EUA puedes
pagar con tu tarjeta de crédito NO emitida en los Estados Unidos. Claro no todo el mundo puede viajar con
regularidad y, sobretodo con los crecientes costos de las tarifas de vuelo,
hoteles y restaurantes, quienes vivimos en países menos desarrollados con una
oferta de productos más limitada, se nos abre pues cada vez más la opción de la
compra por Internet. De estas compras se
beneficiaran las tiendas que comprendan el fenómeno comercial con mayor
rapidez.
Como sea, y
mientras el mundo se convierte cada vez más en lo que Marshall McLuhan llamó “global village”, el consumidor tendrá
una infinidad de opciones en tiempo real por la web y los centros comerciales tienen
la oportunidad de repensar su negocio adaptándolo a tiempos nuevos llenos de
sorpresas.
En mi país
la Republica Dominicana allá por los años 50s del siglo pasado, un programa
radial cerraba con el slogan, “la vida no se detiene prosigue su agitado
curso”. Más que nunca en este siglo XXI,
el citado slogan repunta con total vigencia ante la avalancha comercial
ofrecida por la tecnología y los cambios que querámoslo o no está trayendo a
todos los que de una forma u otra formamos el ejército de consumidores.
La opción no
debería ser “malls” o Internet sino conveniencia, entretenimiento, opciones y
facilidades. Es el momento de pensar en
estrategias de posicionamiento que rompan con lo tradicional para que los
“malls” como mencionamos al inicio de este artículo no sean víctimas del
darwinismo comercial.