viernes, 5 de diciembre de 2025

COMO EL POPULISMO Y LA NOSTALGIA INFLUYEN EN LAS SOCIEDADES




El populismo y uso del termino.

Para muchos de mi generación, que crecimos y fuimos adolescentes en los años cincuenta, el populismo era un termino desconocido y en realidad era un termino que no formada parte del vocabulario popular en la región.  Hoy en día el término se usa desde todos los puntos del espectro ideológico. Si eres de derecha, los populistas son los radicales de izquierda, los “rojillos”, los socialistas o los pseudo comunistas. Si eres de izquierda, los populistas son los antiinmigrantes, los pseudo nazis, los racistas. Para los del centro, la palabra populista despierta temor porque suena a levantamientos políticos y a amenazas contra las libertades individuales y el orden democrático.

Lecturas sobre el tema

Se han escrito muchos libros sobre populismo, y uno de los que más me ha impactado es What Is Populism? de Jan-Werner Müller. Creo que, independientemente de la posición social o económica de cada quien, el término “populismo” adquiere un significado particular que la gente usa en tertulias o debates públicos, ya sea para defenderse o para atacar al otro. En lo particular considero la expresión algo ambigua: al final sirve para agredir al contrario o ubicarlo y desclasificarlo políticamente. El populismo representa una corriente política, una ideología o una forma de acción basada, sobre todo, en la confrontación.

Su presencia en la política

El populismo ha tenido representantes a lo largo de la historia. Hitler fue un populista de derecha por su postura anticomunista, racista y nacionalista, al igual que Mussolini en Italia o Franco en España. Por otro lado, Fidel Castro fue un populista de izquierda, con una actitud abiertamente contraria a lo que llamaba el “imperialismo de la derecha” y una búsqueda de cambio social radical. De esa misma línea provienen los Ortega en Nicaragua o Maduro en Venezuela. En el centro político también encontramos corrientes populistas, escondidas bajo agrupaciones que se consideran democráticas. Sin embargo, todos comparten un elemento común: el uso de la demagogia. Independientemente de su color político, los populistas emplean un lenguaje emocional, simplificador y movilizador. En realidad, todos los políticos recurren a la demagogia para atraer al segmento que consideran decisivo para llegar al poder.

La emoción detrás de la demagogia

El problema surge cuando esa demagogia se sostiene en la fuerza emocional de la nostalgia. Basta revisar la historia para verlo. En la Roma del siglo I a. C., Julio César apelaba al rechazo a la corrupción senatorial para ganarse al pueblo. En el siglo XIX, Napoleón III evocaba la gloria de su antecesor. Savonarola, en la Florencia del siglo XV, llamaba a un regreso a la austeridad frente a lo que consideraba la corrupción del Renacimiento.  Más cerca de nosotros, Andrew Jackson en Estados Unidos defendía una visión agraria como base moral del país; el Brexit apeló al regreso a una soberanía plena; Donald Trump propone volver a un país “fuerte” e “industrial”; y Putin plantea reconstruir el poder político e industrial que tuvo la URSS. En todos, la nostalgia es la chispa emocional que moviliza.

Más allá de la política

La nostalgia y el populismo no se limitan al ámbito político. También penetran la vida social. Ambos funcionan desde la emoción, no desde la razón. En un mundo complejo, lleno de variables, ofrecen explicaciones simplificadas: lo bueno vs. lo malo, el pueblo vs. la élite, el pasado vs. el presente.

Conclusiones

Quienes hemos leído El mundo de ayer de Stefan Zweig entendemos muy bien esa añoranza por un pasado idealizado. Anhelamos lo que conocemos porque nos da seguridad. Lo vemos en tendencias actuales: el regreso a los discos de pasta, la búsqueda de autenticidad y menos tecnología, la restricción del uso de celulares en niños, la añoranza de una educación más estricta, de una sociedad “más decente” y de una familia más unida.

Ese retorno al pasado también se vende políticamente. Hasta objetos como el VW Beetle reaparecen renovados, pero evocando un símbolo seguro y conocido.

La nostalgia y el populismo son fenómenos históricos, y seguirán conviviendo mientras los seres humanos tengamos memoria, emociones y lo que llamamos alma. 


Ref. Imagen desarrollado por IA.

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