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Desde mi niñez la fotografía me pareció un mundo mágico. Me impresionaba como se podía transportar el recuerdo de un momento a un pedazo de papel y guardarlo para luego rememorar la historia de esa imagen, de ese instante, de esos días y todo lo que representaba.
Mis primeros disparos
Cuando tenia algunos 10 años mis padres me regalaron una cámara Kodak de cajón. Esta pequeña maquina fotográfica tenia la particularidad que podías tomar fotos verticales y horizontales con solo girar la cámara mirando a través de un minúsculo espejito que tenia esas formas geométricas. Las tomas incluían generalmente a mis amigos del vecindario y miembros de mi familia.
En esa época (inicio del 1950) estábamos aun muy lejos del mundo digital, así que las fotos se tomaban alimentando la cámara con un rollo virgen de película que te permitía tomar hasta doce (12) fotos en blanco y negro. Al menos era lo que conocía. Luego cuando terminabas el rollo completo tenias que revelarlo y para eso se iba a un laboratorio que acostumbraba estar en una farmacia.
El ritual de revelar
Me fascinaba ir a la Farmacia Esmeralda frente al Parque Independencia para que fueran reveladas. Allí te entregaban una constancia de haber recibido el rollo y te indicaban que día podías ir a retirar las fotos copiadas junto con los negativos. Los días de espera se hacían eternos pero cuando recibías las fotos de inmediato abrías el sobre y era como si hubieras completado un ejercicio mágico. Regresabas a tu casa rápidamente y mostrabas las fotos a tus padres y luego solo en tu habitación te transportabas a los momentos registrados en cada foto y en tu mente recreabas una especie de historia que disfrutabas con toda tu imaginación.
Realmente no recuerdo nunca haber anotado el momento de cada instantánea pero quizás debía haberlo hecho pero honestamente para mi agradable sorpresa hoy ya pasados mas de 70 años de mis primeras fotos puedo aun recrear el momento y como un chispazo revivir el lugar y la gente.
Pasado el tiempo ya como adolescente en mi primer viaje al exterior adquirí una cámara algo mas avanzada. Era una cámara común, no recuerdo la marca pero me fue útil para atesorar recuerdos inolvidables con mi madre y mi hermano en varios países de Europa.
De aquella Kodak al iPhone
Siguieron los años y terminada la universidad cuando empecé a trabajar compré mi primera cámara seria, una Nikon que permitía rollos de película virgen con hasta 36 tomas para fotos a todo color. Las habían de marca Kodak, Fuji y Alfa. Siempre use Kodak porque me había acostumbrado a sus colores. Al llegar las opciones digitales seguí con una nueva Nikon adecuada para ese nuevo mundo tecnológico. En el mundo digital disfrute con esta nueva cámara en las vacaciones. Luego el iPhone con su magnifica cámara he podido agregar una nueva dimensión a mi experiencia fotográfica.
La fotografia como narrativa visual y maestros que inspiran
Al día de hoy empezando mi semi retiro he regresado con mas dedicacion a la fotografía centrándome en la ciudad Colonial de la ciudad de Santo Domingo. Esta nueva experiencia es una mezcla de nostalgia y descubrimiento. En el proceso de visitar monumentos, calles, esquinas, casas históricas tambien he descubierto a las personas que se mueven por esa parte de la ciudad y al descubrirlas me he dado cuenta que todas forman parte de un espejo de lo que somos, lo que hacemos, como nos comportamos y como somos. Toda esta experiencia me ha enriquecido asi como a mis fotos, ahora con una dimensión de mas narrativa. Pensando en esto ultimo quise adentrarme mas en el mágico mundo, ir mas a sus entranas y conocer algunos de sus mas sobresalientes representantes. Por eso me dedique a leer varios libros, a saber a Lee Miller, Tina Modoti y últimamente a Robert Capa y concluir como todos han sido capaces de narrar con sus fotos experiencias extraordinarias de la vida. Busco ahora leer el libro Inferno de James Nachtwey otro monstruo del mundo fotográfico. Todos estos fotógrafos han sabido contar el sufrimiento y la dignidad humana.
En realidad la narración visual es una forma de expresar sin palabras porque congela instantes y los interpreta a través del encuadre, de la luz y la precisión del momento. Así que comprendí que detras de cada imagen se puede esconder una gran o una pequeña historia, una emocion, una espera, un encuentro o simplemente abre una nueva mirada al mundo.
A través del chat GPT encontré detalles del porque un buen fotografo es un narrador de historias:
- Construye narrativas visuales. Por ejemplo una calle vacía con una silla caída puede sugerir abandono o soledad. Tengo una foto de una mujer sentada en la entrada de una casa con la mirada hacia un lado como si estuviera esperando a alguien. Te despierta la curiosidad, a quien espera? o que espera?
- Selecciona lo que el publico vera (y lo que no). El fotografo elige su ángulo y que incluir o que omitir para guiar la mirada del espectador. Tengo fotos de una niña en su velocípedo en el parque Colon seguida por sus familiares. Te lleva a pensar, estaba montando ese velocípedo por primera vez, era el vestido que llevaba un regalo de cumpleaños, le gustaba ser rodeada por las palomas?
- Crea emociones. El fotografo logra nostalgia, ternura, cuestionamiento, etc.
- Interpreta realidades. El fotografo de viajes o el de publicidad realza lugares o productos, construye una historia como si fuera un cineasta. Tengo fotos de turistas sentados conversando y señalando lugares, seria porque le gustaron o porque no encontraron un guia que les explicara, tengo fotos de hombres hablando por su celular, seria con sus familiares, buscaban información, de que tipo, tengo decenas de fotos que despiertan la curiosidad.
Mi nueva mirada
Tengo mucho mas que aprender leyendo sobre los grandes maestros de la fotografía pero tambien asistiendo a exposiciones (como la que vi a principios de año en el Museo de Arte Moderno de New York) que demuestran la infinidad de temas que puede cubrir un fotografo y convertirlos en emocionantes narrativas.
Cierro lleno de expectativas en esta nueva fase de mi vida hurgando mas en la naturaleza humana a través de la que ahora es mi pequeña compañera, una Sony de bolsillo de poco peso y de fácil traslado. A lo mejor me encuentro algún lector que de repente sin esperarlo se convierta en una nueva foto y una inesperada narrativa.
Creo que al final toda fotografía es una forma de recordar pero tambien de contarnos a nosotros mismos.