lunes, 19 de diciembre de 2011

Libiamo Ne' Lieti Calici

Allá por los mediados de los 80s recuerdo haber leído en la revista Time una entrevista al destacado director de orquesta Pierre Boulez en la cual, sugirió la demolición de todos los teatros de ópera del mundo y denunció instituciones como el Lincoln Center como supermercados culturales. Me impresionó mucho porque siendo amante de este arte pensé que de alguna forma estaba en camino de convertirme en una especie de dinosauro en vida en cuanto a música se refiere.
Ciertamente que cuando vas a los teatros de ópera como el Met en New York, notas que la asistencia se compone mayormente de personas que pasan de los 50 años pero eso no es reflejo necesariamente de un espacio que hay que demoler sino que es más bien una cuestión económica. Los costos de las entradas han ido en aumento y con la situación de crisis económica en el mundo los presupuestos se orientan principalmente al consumo de alimentos, medicinas, pago de hipotecas o alquileres, educación y otros rubros básicos en la familia. Las partidas para entretenimiento se van menguando en la misma medida que le recesión se incrementa.
Con el surgimiento de las transmisiones en vivo no solo de opera sino de otras expresiones musicales (recientemente se transmitió un ballet directamente desde el Bolshoi de Moscú y no dudo que pronto tendremos también la oportunidad de disfrutar los musicales y plays de Broadway o de otros lugares del mundo) los precios de las entradas se han reducido y como resultado la opción a espectáculos de esta categoría se abre a todo el mundo y a todos los públicos. Podemos decir que es la democratización de los mejores espectáculos artísticos del mundo.
En Santo Domingo desde hace un par de meses tenemos el privilegio de estar conectados a las transmisiones directas en Live HD desde el Metropolitan House de New York, en un salón de cine cómodo, moderno y de fácil acceso, situado en uno de los centros comerciales más importantes de la ciudad. Es decir por algunas horas tenemos instalado el Metropolitan Opera House del Lincoln Center en uno de los cines del Centro Acrópolis en la Avenida Winston Churchill de la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana. Un privilegio internacional sin pago en dólares, ni pasajes, ni hotel, ni tener que cargar maletas, ni llevar pesados abrigos, etc.
Los dominicanos tenemos ahora la oportunidad de disfrutar de la más alta calidad operística que se pueda ofrecer en cualquier país del mundo. Como valor agregado es una oportunidad que nos permite andar por los caminos de la historia, de la literatura y de la cultura universal.
La ópera no morirá como no morirán las grandes composiciones clásicas. Lo único que sucederá, como me comentara acertadamente una destacada conocedora musical, “es que a través de los medios sociales y del Internet los espacios que se abrirán serán cada vez mayores y más accesibles”.
Parece imposible pero es una realidad pensar que un aria que esté emocionando al público de New York surta al mismo instante el mismo efecto emocional en millones de personas (se estima que en el 2010 más de 2.6 millones de personas disfrutaron de esta opción).
La realidad es que ya las lámparas del Met suben al unísono en 1,600 teatros del mundo encantados por las hadas de la música, el canto, la actuación y el mise-en-scène que solo nos puede ofrecer la Opera.
Libiamo!
http://www.sihaycine.com/noticia.php?id=38

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