domingo, 8 de septiembre de 2024








DE ARBOLES QUE TRAEN RECUERDOS


por Juan Mansfield


"De árboles que traen recuerdos" suena a un título poético y evocador, perfecto para un relato que explore la conexión entre la naturaleza y las memorias del pasado. Así que, hoy domingo amanecí con el recuerdo de un árbol que había frente a la casa en la calle Luisa Ozema Pellerano de esta ciudad de Santo Domingo donde vivi parte de mi niñez y adolescencia en los años 50s del pasado siglo XX.


Tan pronto me levanté fui en mi vehículo al lugar donde estaba ese árbol. Ahí encontré dos árboles, uno al lado del otro y quise pensar que el árbol de la izquierda que aparece en la foto es el árbol original de mi niñez y adolescencia, pero puede que sencillamente sean ambos descendientes de aquel árbol que siempre tengo en la memoria. Ese árbol fue sembrado por la señora Josefa Marra de las matronas del vecindario y abuela de quien fuera mi amigo Eduardo Latorre (RIP). 


Ese árbol es parte de mi niñez y adolescencia porque era un testigo callado y discreto de toda la cotidianidad del vecindario donde crecí, donde me relacioné con mis primeros amigos, donde jugué en sus calles, desde donde iba para la escuela todos los días y desde donde iba también a los lugares de diversión. También ese árbol de alguna forma u otra me conecta con mis padres ya idos hace muchos años y con todas las vivencias de una adolescencia feliz.


De hecho con la excepción de unas pocas casas del vecindario es el único elemento que queda sin modificar, ya que todo el entorno ha sido presa de cambios estructurales que desdibujaron la geografía arquitectónica del viejo vecindario.


El árbol puede simbolizar la permanencia en medio del cambio, siendo testigo de mi crecimiento, de las primeras amistades, de los juegos en la calle y de las despedidas a lo largo de los años.


Ese árbol, plantado al frente de mi casa, no solo se enraizó en la tierra, sino también en mi memoria, conectando vivencias felices, con los caminos de mi vida. A través de ese árbol, se evoca el recuerdo de mis  padres y la estabilidad que me brindaron en los años formativos. Cada vez que miro hacia atrás, los momentos que vivi junto a ese árbol cobran vida y me hacen recordar el hogar, la familia y una adolescencia marcada por la alegría.


Este relato podría ser un viaje nostálgico y emotivo, un homenaje a los lazos invisibles que los pequeños detalles de la vida, como un árbol frente a la casa paterna, establecen con quienes fuimos y a quienes amamos.


Es fascinante cómo los lugares que marcaron nuestra infancia pueden desatar una avalancha de recuerdos con solo poner un pie en ellos. Volver a ese sitio, donde las casas han cambiado y muchas caras ya no están, es como caminar por una mezcla de pasado y presente. A pesar de los cambios, los árboles parecen ser los guardianes silenciosos de ese tiempo, resistentes al paso de los años.


A veces, la nostalgia nos permite conservar esos pequeños pedazos de lo que fuimos, como si esos árboles se resistieran a desaparecer para ofrecernos una continuidad entre lo que somos ahora y lo que fuimos entonces. 


El árbol no solo representa el vecindario donde jugaba y compartía con amigos, sino también una conexión profunda con mis padres y mi hermano y con una época que ya no es, pero que vive intensamente en mi memoria. Es como si ese árbol fuera un portal, un testigo de los momentos felices y las despedidas, un ancla que me mantiene unido a esos días de inocencia, aunque el entorno haya cambiado irremediablemente.



Al final, quizás no importa si estos árboles son los mismos o descendientes de aquel que marcó mi niñez. Lo importante es lo que ellos representan: un refugio de recuerdos, un vínculo entre el pasado y el presente. Como dijo Herman Hesse, "Los árboles son santuarios. Quien sabe escucharlos, puede aprender la verdad." Y la verdad es que estos árboles, reales o imaginarios, me han enseñado que hay cosas en la vida que, aunque transformadas, siempre permanecen con nosotros. En sus raíces, en su sombra, habitan los ecos de una infancia feliz, de aquellos que ya no están, y de todos los momentos que siguen vivos en mi memoria.

lunes, 2 de septiembre de 2024

Jardin Botanico Nacional, Dr. Rafael Ma. Moscoso

 








 El Parque Botánico de Santo Domingo. Breve historia.


Antecedentes

Mis recuerdos de un parque botánico se remontan al Santo Domingo de los años 50s (Ciudad Trujillo) cuando visitaba el llama Parque Zoológico y Botánico.  Honestamente lo que recuerdo son los animales que había, leones, panteras, tigres, elefante (se llamaba Mami), monos en su isleta que todavía existe (ahora es el Parque Iberoamericano), cocodrilos, serpientes y hasta pingüinos, ademas de toda la calle central llena de jaulas con papagayos de toda America del Sur. Tambien mucha arboleda pero para ser sincero no puedo precisar si los arboles tenían algún tipo de tarja que explicara de que familia era. Tampoco recuerdo explicaciones de plantas de alguna especie. Quizas las hubo pero a lo mejor por mi corta edad mi interés se volcaba hacia los animales. Así que lo botánico quedaba en un segundo plano.


¿Que es un Parque Botánico?

De acuerdo a la Asociación Mundial de Jardines Botánicos (BGCI), "un parque botánico es un espacio natural dedicado a la conservación, estudio, y exhibición de diversas especies de plantas, tanto locales como exóticas. Estos parques suelen incluir jardines temáticos, invernaderos, y senderos educativos que permiten a los visitantes conocer y disfrutar de la diversidad vegetal. Además, cumplen una función educativa y de investigación, promoviendo la conservación de la biodiversidad y el estudio de la botánica".


Leyendo esta definición, puedo sin sonrojarme concluir que lo anterior no clasificaba en mis recuerdos de ese antiguo Parque Zoológico y Botánico desaparecido hace ya decenas de años.


Una disgregación llena de contaminación ambiental y conflictos

Entonces, ¿que sucedió con ese parque? Pues con los años se fue convirtiendo en un solar inmenso con la maltrecha existencia de la vieja pajarera echada a un lado (mas bien llena de palomas), el orangután remanente llamado "buche" y la elefante, "mami" que permanecieron como cuadros vivos de un pasado animal que fue llevado al fin de sus vidas por una pesarosa mudanza. Solo subsistieron los antiguos senderos para los visitantes ya destruidos ante el paso de los tiempos. Luego vinieron procesos de recuperación centrando los intentos de convertirlo en parque de diversión, centro para ferias del libro. Mas tarde  fue recuperado y embellecido pero con una triste contrapartida oculta casi siniestra movida por intereses económicos muy alejados y reñidos del concepto de espacio  verde y sano para la recreación al aire libre, donde se pudiera caminar, correr, descansar y leer y las familias socializar en un ambiente distendido. Este episodio  con fines pecuniarios conllevo la construcción de un anfiteatro para la presentación de orquestas y cantantes y venta de bebidas alcohólicas lo que termino convirtiéndose en una fuente de enfrentamientos de la junta de vecinos del sector con el Alcalde que parió esta abominable idea en medio de un sector residencial que alarmado por el ruido musical que excedía los 90 decibeles todos los fines de semana durante el día y la noche mas las molestias en la circulación vehicular. Actualmente el problema potencial subsiste algo amainado por la lucha  de los vecinos y así, el antiguo parque continua enfrentando con la distorsión de su objetivo básico que consiste en resguardar la conservación de sus valores naturales y protección del medio ambiente. 


El nuevo botánico

El Jardin Botánico Nacional, "Dr. Rafael Ma. Moscoso" fue diseñado por el arquitecto Benjamin Paiewonsky conjuntamente con el ingeniero Joaquin Ruiz. Se inauguro en el 1976. Se le bautizo Dr. Rafael Ma. Moscoso como homenaje póstumo al primer botánico dominicano en escribir un Catalogo de la Flora de la Isla La Española. Esta ubicado en el sector Altos de Gala y funciona bajo la administracion de la sociedad sin fines de lucro Fundacion Pro-Flora Dominicana, Inc y su Director es nombrado por el Poder Ejecutivo. En el año 2000 el Jardin Botánico Nacional quedo adscrito al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales manteniendo su autonomía administrativa y de dirección. 


Hace algunas semanas estuve caminando por varias horas de un domingo por las múltiples áreas que adornan este extraordinario y bello jardín. Impresiona por el cuidado con que se mantiene, la tranquilidad que impera, la vista de familias que hacen sus picnics en sus amplios espacios verdes, los niños jugando, la gente caminando o corriendo, el ambiente familiar y distendido. Los arboles gigantes impresionan por su verdor y sombra que alivia el sol tropical, grandes hojas que parecen paraguas, se respira un ambiente de paz, de luz de muchos colores por las rosas que abundan, caminos que llevan a mas paisajes que se esconden como ardillas juguetonas, de repente breves construcciones que asemejan entradas de casas que recuerdan un escenario de la opera rusa Eugene Oneguin, casi escuchas la musica. Por otro lado si sigues caminando te encontraras con el impresionante Jardin Japones obra de Mamoru Matsunaga.  


Sobre este espacio lúdico hay mucho de que hablar y se requerirían varias paginas mas pero dejare esos pensamientos para otro día y otras fotos. Sin embargo, no quiero terminar sin sugerir a todos los que aun no han visitado el Jardin Botánico o que hace mucho que no lo visitan que, se pasen unas horas conociéndolo o descubriéndolo nuevamente. Es una de las grandes bellezas conque contamos en esta ciudad y que compite con cualquier lugar similar del mundo.


Juan Mansfield


2 de septiembre del 2024

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