Hace un par de
semanas aprovechando los días libres de navidad, me leí un artículo en la revista M&M Global titulado, Talking Shop, y en uno de los párrafos
(traducción libre) se refieren a
declaraciones de Umut Ozaydinli de Deviant Ventures quien dice que, “el
marketing ha cambiado mucho. Hace un
tiempo era cuestión de exposición, ¿cuantas veces mi marca será vista? pero
ahora mismo el punto es, ¿cómo puedo crear una conversación con mi blanco de público? ¿Por cuánto tiempo puedo mantener esta
conversación?”.
Estuve pensando
sobre lo anterior y me pregunté si no era que antes del surgimiento de las
redes sociales ¿no buscábamos también que el blanco de público hablara de la
marca? ¿No tratábamos de que hubiera
frases pegajosas que la gente las integrara dentro de su conversación y las
hiciera parte de su jerga diaria? De
hecho los clientes cuando se quejaban de alguna campaña siempre nos decían, “pero
fíjate que tal o cual slogan de un
competidor es pegajoso y la gente lo menciona con frecuencia pero el que me
proponen Uds. nunca se pega o se pega menos”.
Ciertamente que
a veces algunos slogans se pegaban o
a lo mejor algunos elementos de un comercial pero si ibas al fondo la gente no
recordaba o pocas veces los asociaba con marca alguna. Vivíamos en una época de “slogans” van y
“slogans” vienen.
Con el
surgimiento de los medios sociales ahora ponemos a hablar a ambas partes. La
marca habla y el público responde, reta, sugiere, etc. El público espera
respuestas y de no llegar estas crea noticias que afectan a la marca y las hace
rodar por el Internet a sus contactos y estos a otros contactos y así ad
infinitum. El público habla y la marca
comenta. Son dos vías vivas 24/365.
Es un reto que
tenemos los que estamos en este mundo de la publicidad el entender que el casete ha sido cambiado y que el juego
es otro. Así que estoy de acuerdo en que
hoy tenemos que lograr más conversación efectiva. La gente cuenta con equipos móviles que les
acompañan
prácticamente a todas partes. Es como un objeto obligatorio para formar parte
de cualquier reunión. Los jóvenes inclusive se sientan en una mesa y hablan
entre ellos vía sus móviles. Se ríen de lo que escriben y los más adultos se
sienten algo perdidos en ese mundillo parlanchín que no abre la boca. En las filas de espera de transporte, para
entrar a los cines, a los restaurantes, hasta en los baños la gente conversa. Usa el
tweeter, el Facebook, instagram y otras vías para recibir noticias, responder y
opinar. Los temas sobre el tapete son debatidos y todo el mundo ofrece su
opinión. Se habla de todo pero el
marketing está presente y la gente opina y responde a estímulos de los
anunciantes o de otros amigos. Establecen temas y los hacen saber a las
empresas. Nadie se calla y mucho menos
los jóvenes que entre los 16 y 24 años se comunican y se enteran del mundo a
través de sus móviles. Es decir los
consumidores del mañana son digitales completamente. Por eso es que conversan y
mucho.
Sin embargo, el
consumidor más adulto para poder sobrevivir en un medio que le es relativamente
nuevo también utiliza móviles y equipos de escritorio para expresar sus puntos
de vista. En el Facebook tenemos un promedio de edad alrededor de los 44 años.
Son consumidores con experiencia y
generalmente más fieles que aquellos de los segmentos jóvenes pero que pueden
influir y ser influidos sobremanera con noticias relativas a marcas en
general. Por su nivel de edad tienden a
tener liderazgo en determinados grupos sociales y por eso hay que conversar con
ellos en su propio lenguaje para no ser descuidados en el nuevo marketing de
comunicación. Estos consumidores
conversan y mueven las cajas registradoras de los centros comerciales porque
tienden a tener mayores ingresos que los jóvenes quienes aún estudian y
generalmente cuando trabajan tienen ingresos menores o son simplemente
apéndices económicos de sus padres.
Estoy seguro que
todas las agencias que operan hoy en día lo entienden y toman medidas para no
quedarse atrás. Es una metamorfosis en
el negocio y quedarse atrás es peligroso porque cuando menos se espera un par
de jovencitos metidos en un garaje van a encontrar una forma totalmente
novedosa de lograr una conversación diaria y efectiva de marcas y público con
efecto rápido en la compra de productos y que además podrán facturar al
anunciante de una forma distinta. Entonces todo el andamiaje en que tradicionalmente
hemos vivido se podría ir al cepo.
Al final dicho en
buen dominicano, “ya la pava no pone donde ponía” y es mejor buscar el nido en
que se mudó.