viernes, 30 de octubre de 2009

New York siempre New York

Hace unas semanas por motivos familiares estuve con mi esposa en los EUA y, por razones relacionadas con mi trabajo, en la agencia de publicidad donde me desempeño, tuvimos la oportunidad de visitar nuevamente la ciudad de New York nave nodriza de las más diversas expresiones culturales de la humanidad.
Nuestra estadía seria de apenas unos seis días por lo que organizamos un calendario de visitas a amigos, museos, teatros, opera y restaurantes. Una tremenda misión que requería concentración en puntos clave porque la oferta de eventos y exhibiciones en New York es casi infinita y en menos de una semana apenas se logra rascar la superficie salvo que se tenga un plan bien enfocado. Así que apuntamos a la opera que es mi genero favorito.

Por la revista Opera News me enteré de la puesta en escena de una nueva producción de la Tosca de Puccini y esta vez con la soprano finlandesa Karita Mattila como Fiora Tosca, el tenor argentino Marcelo Álvarez como Mario Cavaradossi y el barítono georgiano, George Gagnidze como el Barón Scarpia junto a un brillante elenco de estrellas. Fue una noche emocionante. Una Tosca más ingenua que la agresiva interpretada por la inmortal Callas pero no por eso menos artística. Poseedora de un cuerpo escultural, capacidad histriónica y una voz de excepción, Mattila como Tosca nos lleva de la mano junto a George Gagnidze como Scarpia, personaje siniestro, y corrupto, representante de la monarquía, quien espantado por el éxito de Napoleón en Marengo apura su salida de Roma no sin antes lograr como fuera hacer el amor a la hermosa Tosca . En esta escena, donde Tosca negocia con Scarpia una noche de amor por la vida de su Mario, se muestra una mujer temerosa, dubitativa y que al mismo tiempo rechaza las muestras de pasión y artificios psicológicos del libidinoso Scarpia a quien finalmente da una estocada mortal. Una producción nueva e impactante que suplanta la que por años el Lincoln Center mostró creada por el genio de Franco Zefferelli. Una puesta en escena impecable. Bravo!

Buscando algo más ligero (aunque las operas de Puccini se les considera una especie de antecedente a los musicales de Broadway) buscamos un show ganador y elegimos, In the hights, toda una celebración de lo hispano que nos hizo vibrar cuando vimos en el escenario varias imágenes con la bandera dominicana. Me pregunté, ¿si en mi adolescencia, cuando visité New York por primera vez en el 1960 se me hubiera ocurrido pensar que la bandera de mi país ondearía con orgullo en uno de los escenarios del famoso Broadway de Rodgers and Hammerstein, Irving Berlin,George Gershwin e incontables compositores?.

Siguiendo el calendario, y aprovechando la breve presencia de nuestro nieto, visitamos algunos lugares puntuales para un niño de ocho años. Empezamos en esa famosa “museum mile” que abarca varias cuadras desde la 83 hasta la 105 en la sección Este de Manhattan.

En el Museo Metropolitano con su exhibición de animales del África, la cadena de la vida partiendo del ADN y la muy entretenida sala con la exhibición de las ranas del mundo y su amenazado entorno por la contaminación del ecosistema. De ahí pues a Schwarz donde mi nieto tuvo un rápido aceleramiento de su adrenalina al encontrarse con toda una amplia mercancía de sus juegos favoritos: los legos, y admirar las ya armadas figuras (a tamaño de 6 pies) de la Guerra de la Galaxias con Chubaca a la cabeza. Seguimos a Times Square y a Toys R Us con su gigantesca estrella dentro de la tienda. Ahí también se disloco el nieto con las ofertas de legos. Claro de ambas tiendas surgió una funda de compra donde reposaban intranquilas las piezas de los legos esperando para ser armados por los sabios deditos de nuestro nieto.
Con la partida de nuestro nieto quien debía volver a su escuela, decidimos emprender las visitas a museos retomando el Metropolitano. Me impresionó sobremanera la sala de exhibición de hermosas piezas de orfebrería, cristalería y obras de arte norteamericanas y una visita a la quinta planta donde se levanta orgulloso un árbol metálico formado por tubos de color plateado. Una escultura que impresiona por lo novedosa y que impacta más por su fusión casi mágica con la espectacular vista de New York y sus altivos rascacielos.

Al día siguiente al Henry Clay Frick Collection de la calle 70 con Quinta Avenida. Esta colección fue fundada por Henry Clay Frick reconocido industrial del acero de los finales del siglo XIX e inicios del XX quien a su muerte dejó su residencia y sus mejores obras de arte para en el lugar fundar una galería publica con el propósito de motivar el estudio de las bellas artes. Esta colección incluye algunos de los más reconocidos artistas europeos y norteamericanos. Esculturas, muebles y porcelanas francesas del siglo XVIII, relojes, alfombras orientales y una impresionante colección de pintores como Rembrandt , Bellini, El Greco, Johannes Vermeer, James McNeill Whistler y otros celebres genios de la paleta. Además, de la belleza de la mansión y sus jardines, es una visita que recomendamos independientemente se tenga o no conocimientos de las bellas artes. Un visita realmente impresionante.

Siguiendo por la famosa milla neoyorquina y por recomendación de una querida amiga residente en esa ciudad, visitamos la Neue Galeri. Una verdadera joya de arte austriaco y alemán. Ahí pudimos disfrutar de obras de Klimt, Kirchner, Kokosha. Este museo fue concebido por la singular amalgama de dos amigos. El uno judío austriaco, acróbata, payaso, publicista y amante del arte, Serge Sabarsky, quien pudo salvar su vida escapando de su país apenas días antes de la ocupación Nazi y el otro, un empresario, filántropo y coleccionista de arte norteamericano, Ronald S. Lauder. De hecho al morir Sabarsky es el momento en que Lauder decide crear la Neue Galerie New York como homenaje a su amigo. Además, cuenta el museo con una cafetería tipo vienesa que es una delicia. Te abre una ventana a la hermosa Austria pero con vista el Parque Central de New York. Buena comida y mejor ambiente. El museo se encuentra en la calle 86 con Quinta Avenida.

No podía faltar el Guggenheim pero el olvido de que cerraba los jueves nos dejó con la sed de volverlo a visitar. Será en un próximo viaje que espero no nos tome tanto tiempo como los nueve años transcurridos desde la última vez que viajamos a New York.

El plato final y delicioso fue el siempre atractivo MOMA, con su ambiente de innovación, de juventud, de atrevimiento, de una constante creatividad que siempre te enamora y te sorprende. Entre otras destacadas exhibiciones pudimos admirar la extraordinaria de Ron Arad: No Discipline. Este arquitecto israelí es uno de los más influyentes diseñadores de la época por su manejo de la forma, de la estructura y los materiales. Esta exhibición de conceptos físicos, utilizando diferentes materiales y formas, muestra el excepcional talento de Arad. A la hora del almuerzo escogimos la cafetería del último piso donde nos sentamos sobre un alerón que permite disfrutar del renovado patio y toda su geografía artística. Buena comida y excelente servicio. Mejor de ahí no podíamos exigir.

En cuanto al buen comer pues nos movimos con cierta discreción salvo una cena en The Benjamin Steakhouse, un restaurant especializado en carnes bajo la dirección del Chef Arturo McLeod un veterano de 20 aňos de Peter Luger’s. Un “New York sirloin” y un “rack of lamb” divinos, que luego de una deliciosa ensalada cesar iluminaron los jugos gástricos de nuestro paladar. Una exquisita experiencia.

A la salida de Tosca pues cruzamos al frente y fuimos nuevamente (habíamos ido en el 2000 luego de ver Turandot) al Café Fiorello donde probamos un excelente bass fileteado quirúrgicamente en la mesa y un sabroso tortelloni de pollo y porcini con mascarpone y salsa de trufas. Además nos encontramos con la presencia de Karita Mattila y un entourage de artistas que de alguna manera confirmaron la fama del restaurant como espacio para después de la opera.

Otra noche nuestros amigos nos invitaron a un pequeño restaurant italiano, Gino’s, donde a veces pensaba que se iban a asomar el Padrino y su familia pero solo aparecía el mozo que con mirada dramática nos ofrecía bebidas y recomendaba platos. De todos modos la comida rica y el ambiente aunque con una decoración de los años 40s (¿) mantiene una recia personalidad.

Ah! Se me olvidaba. Complaciendo a mi esposa fuimos al cine Paris para ver una película sobre la vida de Coco Channel. Bien lograda en su contenido (aunque se “comieron” su colaboración con los nazis durante la ocupación de Paris en la segunda guerra mundial) pero un poco alejada de mi gusto. No lo digan muy alto pero me dormí…..shhhhh. Sobra decir que a mi esposa le encantó. ¿Seré un ignorante?

El colofón de nuestra estancia en la gran manzana fue una excelente cena y un rato bien agradable en la casa de nuestros viejos amigos.

Volvimos otra vez a recordar que New York te ofrece de todo concentrado en unas cuantas cuadras. Realmente no es una ciudad barata pero si tienes la oportunidad de visitarla, concluirás como nosotros que pocas ciudades del mundo te ofrecen tanto valor por tu dinero.

Una importante sugerencia para los que como el suscrito andan con presupuesto. Si no lo sabes pues apúntalo. Comprar un ticket de CityPass por US$79 te permite entrar a varios de estos museos. Dicen te ahorras hasta un 44% del precio nominal. Si se te olvida comprar el ticket siempre te queda la opción de recurrir a tu “seniority” de la cual te encontraras orgulloso por los descuentos que consigues en las entradas (eso es si pasas de los 63 años). ¡Alguna ventaja tiene que tener la edad!

Se nos quedaron otras visitas en carpeta pero con Dios mediante esperamos volver pronto o al menos no esperar por varios años.

Baby Einstein

Desde mi primer nieto todos han sido clientes de los audiovisuales de la marca, Baby Einstein. A medida que los abuelos íbamos comprando primeros los VHSs y luego los DVDs nos sentíamos mas atraídos por el contenido del material. Por un lado las imágenes con unos colores atractivos, la música de los grandes clásicos, grandes pintores, el reino animal y en la medida que los nietos crecían pues aparecieron las pequeñas historias que les divertían. Sin embargo en ningún momento ni abuelos ni padres pensamos que con estos productos nuestros hijos o nietos se convertirían en genios. Tampoco por ninguna parte leímos u oímos ninguna promesa de que así seria. De hecho a muchos amigos que tienen nietos les he recomendado estos videos porque ayudan a los niños a acostumbrarse a la buena música, a apreciar los colores, a asociarse con los grandes pintores y a conocer de su entorno.

Hace unos días me sorprendí cuando leí que la CCFC, cuyas siglas en ingles significan: Campaign for a Commercial-Free Childhood (en traducción libre, campaña para una niñez sin comerciales), hacía tres años que había sometido a Baby Einstein (una empresa de Walt Disney Company) porque estaba haciendo promesas de que sus videos eran educativos. Como resultado de este sometimiento, la firma Disney detuvo promesas de ese tipo y ha informado que todos los que adquirieron videos entre el 5 de junio de 2004 y septiembre 4 de 2009 tienen la opción de recibir un reembolso.

Los motivos del CCFC surgen entre otros por la declaración de The American Academy of Pedriatics que no recomienda que los niños menores de dos años sean expuestos a pantalla alguna.
Dicho lo anterior es de interés leer la comunicación de Susan McLain, Gerente General de la Compaňia Baby Einstein. Entre otros puntos nos dice que, “los padres tienen la opción de elegir y nosotros valoramos y apreciamos a aquellos de ustedes que conocen, comprenden y adoran a Baby Einstein”. Alega además que, “en sus videos no se habla de formulas científicas ni se someten exámenes, ni hay ecuaciones matemáticas ni técnicas de memorización. Sin embargo, los medios continúan atacando y dictando lo que los padres deberían o no deberían hacer.”

Independientemente del debate, los padres de mis nietos no se han sentido para nada influidos por lo que puede ser una campaña mediática contra un producto que se vende libremente en el mercado. De hecho tampoco he oído que piensen retirar los videos de las pantallas de TV de sus hijos. En cuanto a mí, continuaré recomendando estos videos porque a mi humilde entender son preferibles a la violencia que se exhibe constantemente en la TV en programas de niños o en las salas de cine o al contaminado ambiente de nuestras calles y espacios públicos.

Cuando mis nietos reconocen los acordes de piezas de Beethoven o Bach aprendidas en los videos Baby Einstein celebro porque les abrieron las puertas al mundo de obras eternas que les transportan a lo más hermoso de la vida y que contribuyen a formarlos como seres humanos sensibles al mundo que les rodea y a toda la humanidad.