martes, 26 de octubre de 2010

¿Haití País de Sueños o Pesadillas?

Hace menos de un año que un terremoto de 7.0 en la escala de Richter sacudió los cimientos del país más pobre de América: Haití. De repente la comunidad internacional fue conmovida por los cientos de noticieros que propagaron la noticia en todo el mundo. Haití se lleno de camarógrafos, periodistas, representantes de cuanto organismo social existe en todo el mundo y el Secretario General de la ONU se retrato durante una fugaz visita y su foto circuló en la prensa mundial como para comprobar que había un interés genuino en ayudar a Haití desde los estratos más altos de la ONU. Podemos decir que las relaciones públicas de las instituciones internacionales tuvieron una exposición contundente. Los espectadores de las noticias quedamos impactados por el interés mostrado en la recuperación del país por los retratados visitantes. Con el tiempo, quizás un par de meses o menos, y unas cuantas reuniones más para completar el programa de comunicación de los diferentes organismos y justificar su existencia, Haití y su desgracia se fue esfumando hasta quedar en el olvido.
Nuevamente vuelve Haití a estar sobre el tapete y esta vez con el cólera. Vuelven las ayudas superficiales (con dignas excepciones) y promesas de esto o aquello. Es el Capitulo II de la tragedia. El Capitulo I (terremoto) ya es historia y como si hubiese sido resuelto apenas se menciona. Toda la promesa de millones y millones en ayuda, reconstrucción de casas, sistema de alcantarillado, hospitales, escuelas y un kilométrico etcétera fue pura venta de vitrina. Una especie de especiales solo para atraer simpatía pero cuando entras a la tienda notas que la mercancía no existe. Lo que en ingles se le llama, “missleading advertising”.
Así esta Haití sumido en la mas vergonzosa miseria del Caribe a apenas unas cuantas horas de los centros económicos más pujantes de hoy.
¿Dónde está el mundo? ¿Donde está la ONU? ¿Dónde fueron a parar las promesas? ¿Cuántas muertes más se requieren para ir en ayuda de un país que muere? ¿Donde está la responsabilidad tan cacareada de la comunidad internacional? ¿Es que pretenden que otro vecino también pobre pero algo menos como la Republica Dominicana cargue con el problema? ¿Hasta ahí llega la falta de conmiseración internacional de los centros económicos de poder del mundo? ¿Que mas tragedias quieren que le sucedan a este pedazo de isla para que el mundo despierte? ¿Cuántas muertes y enfermedades hacen falta para llenar la cuota que requieren los poderes económicos de la tierra?
Son tantas las preguntas que podrían llenar varias páginas.
Mientras tanto Haití se desvanece y espera con una paciencia inexplicable. Una vez ese país de miseria sacudió al llamado nuevo mundo con un levantamiento que arrinconó a las tropas de Napoleón Bonaparte bajo el mando de su cuñado Charles Leclerc. Ese mismo país ayudo con armas a Simon Bolívar para su lucha de independencia de las colonias de la España imperial. Ese mismo país exportaba madera a Francia parte de la cual sirvió para construir puertas y muebles de sus palacios más deslumbrantes. Ese mismo país mal administrado por sus pobladores decayó en el tiempo y hoy clama por ayuda. Parece como si los poderes de la tierra le estuvieran ahora condenando por su guerra de liberación y contribución a la de otros.
Haití tiene posibilidades de regenerarse. Tiene historia. Tiene bellezas naturales. Tiene gente trabajadora. Solo requiere que esa materia prima se convierta en un producto terminado de calidad y que se pueda vender. Solo falta que se le ayude como se le prometió.
Mientras tanto en una camiseta de promoción a la venta en una tienda haitiana de Miami en los EUA, se lee, “Haiti pays de revés”. Nos preguntamos, ¿hasta cuándo seguirán soñando?